Cabe destacar que en estas actividades iniciales tomaron parte los más importantes representantes de la economía local como son los comerciantes, motoristas, matarifes y un buen grupo de dirigentes cívicos.Todos estos incidentes hacen parte de los esfuerzos para la consecución de los recursos económicos que permitieron financiar los primeros concursos. Con narraciones similares se podrían llenar las páginas de varios libros; sin embargo, buscamos testimoniar el nacimiento del concurso a favor de quiénes y las razones que tuvieron para conseguir el magno certamen y otorgarles los méritos que sus iniciadores merecen.Mención especial a las personas que sin escatimar esfuerzo y tiempo se entregaron a sacar adelante el concurso en la tarea de recorrer los hogares en solicitud de colchones, sábanas, almohadas, adquirir y preparar los alimentos, atender a los concursantes, delegaciones, jurado calificador e invitados especiales, lavar vajilla y utensilios de cocina y disponer lo necesario para el día siguiente hasta entrada la madrugada, labor que por compromiso y honor le tocó ante las circunstancias a los mismos organizadores y colaboradores como la señora Tulia Maya de Castro, su esposo Bayardo Castro y sus hijos (as), el señor Afranio Eraso Acosta, sus hijos y la señorita María Dolores Santander. No se puede omitir la inteligente y productiva participación de Román Humberto Melo, en la vida del concurso.La adecuación de la tarima (escenario) fue otra labor dispendiosa porque se recurrieron a pedir en préstamo madera a los maestros constructores, tambores metálicos grandes solicitados a los propietarios de trapiches veredales que llenos de agua se utilizaron como base del escenario, pues la escasez de dinero no permitía llenarlos con arena. Esta situación económica y tenaz labor no fueron obstáculo para realizar con altura, buen gusto y belleza en la decoración para una presentación digna del evento.En concordancia a la magnitud del certamen que fue, es y será, la mejor vitrina del pueblo culto puede presentar a la crítica positiva ante la faz cultural del pueblo colombiano. En esta consideración es necesario y justo relievar la gestión de los paisanos Constantino Guevara Eraso y señora, y Enrique Eraso Cabrera en la ciudad de Bogotá, como la presencia en el desarrollo de este primer concurso y de los inmediatos subsiguientes de personajes de talla internacional en el ámbito de la música, composición y ejecución como el maestro Arnulfo Briceño Contreras, Jorge Villamil Cordobés, Raúl Rosero Polo, Rafael Escalona, Alberto Nieto Cubillos, Marlen Tovar y otros, presentes en las primeras ediciones de nuestro concurso que por sus calidades el pueblo aún recuerda.